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Mostrando entradas de 2008

El bikini de Miss Sinaloa

La preciosa Laura Zúñiga, digna representante de la belleza culiacanense, ha alcanzado fama en Alemania al aparecer por lo menos en tres de los medios más importantes de este país: el semanario Der Spiegel y los diarios Bild y Süddeutsche Zeitung. Lo mismo ha sucedido en otras latitudes y me atrevería a decir que en prácticamente todo el planeta: junto al retrato de la jovencita Zúñiga aparecen títulos sensacionalistas como “Las armas de una mujer” y cargos extrajudiciales de gran calado, que van del narcotráico al comercio de armas. ¿Qué harán todos estos medios, muchos de los cuales se frotan el rostro a diario con sus famosos “códigos de ética” cuando la reina de belleza sea puesta en libertad por falta de pruebas, tras 40 días de arraigo? Lo digo por dos razones. Hasta el momento sólo se puede juzgar a la célebre Miss Sinaloa de andar en malas compañías. Es claro que a Zúñiga le encantan los narcotraficantes. Pero si a esas vamos, todos somos culpables: los que vemos una y otra vez

Futurología para un año incierto

Nunca he sido bueno para los pronósticos demasiado precisos. En 2000 estaba convencido de que Pancho Labastida iba a ganar con creces la presidencia de la República, y un sexenio más tarde ya me había resignado a ver a Andrés Manuel López Obrador llevando a cabo sus delirantes propósitos para el país. Mi discapacidad premonitoria no es buena noticia para un personaje tan inteligente como siniestro que responde al nombre de Marcelo Ebrard Casaubón, el cual estoy seguro que será el próximo mandatario en tierras aztecas. Por esa misma característica, muy particular a mi persona, deben tomarse con todas las reservas del caso los siguientes pronósticos que, con aventurera impudicia, elaboro para el 2009, en lo que respecta al fútbol alemán. Esto es lo que me indica mi desorientada bola de cristal: * Ricardo Osorio seguirá los pasos de su compatriota Pavel Pardo: abandonará al Stuttgart y regresará a la liga mexicana de fútbol, quizá reforzando al América. * El argentino José Ernesto Sosa se

Los Madoffs del fútbol mundial

Como cada semestre, el Dr. Francesc Pujol tiene la amabilidad de hacerme llegar el estudio sobre el mercado internacional de fichajes en el fútbol . Se trata de una investigación econométrica sobre las transacciones más importantes realizadas en los pasados meses. Merced a tales envíos, he podido seguir de cerca la radiografía del mercado futbolístico a lo largo de los pasados años. Por ejemplo, me enteré en su momento de que la transacción más lucrativa de 2006-2007 en todo el mundo fue la de Miroslav Klose, puesto que el Bayern München cuenta con un jugador que hoy vale el doble de lo que el club bávaro pagó por él al Werder Bremen. Caso similar en 2007-2008 es el de Rafael van der Vaart , que según los investigadores de la Universidad de Navarra vale hoy mucho más de lo que Hamburgo cobró al Real Madrid. Pero lo que más me llama la atención no es esto, sino lo que el estudio dice entre líneas. Denuncia, por ejemplo, la manera como los magnates saudíes que se adueñaron del Manchester

La clave del Hoffenheim

El equipo alemán 1899 Hoffenheim saltó en tan sólo unos meses de la segunda división de la Bundesliga a los encabezados de los principales diarios deportivos internacionales. La noticia más reciente se refiere a la contratación del portero alemán Timo Hildebrandt, quien calentaba la banca en el Valencia luego de conseguir el campeonato de la Bundesliga con el Stuttgart, en la temporada 2006-2007. Analistas tan destacados como Axel Torres, del diario Marca, han desmenuzado casi hasta la perfección las causas de este frenético ascenso. No obstante, hay un factor que a mi juicio hace falta consignar en su justa dimensión. Torres apenas lo menciona, diciendo que el técnico del Hoffenheim, Ralp Rangnick, “conoce a la perfección” a sus jugadores. Y es que, en efecto, futbolistas como Andreas Beck, Marvin Compper, Matthias Jaissle o Tobias Weis tienen algo en común. Todos militaron en el equipo Stuttgart, cuadro al que Rangnick dirigió de mayo de 1999 a febrero de 2001. Pero no sólo eso. Ran

Fútbol existencialista, fútbol budista

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Hace algunos meses, los productores de la emisión Das philosophische Radio , que transmite la radio pública alemana, tuvieron la genial idea de vincular en uno de sus capítulos los temas de la filosofía y el fútbol. Pretexto para ello era la Copa Euro 2008, que estaba por celebrarse en Suiza y Austria. El método, si no mal recuerdo, consistía en atribuir a los jugadores de fútbol determinadas categorías filosóficas de acuerdo con la posición que ocupan en la cancha. Se argumentaba que el arquero –solitario, introspectivo, alienado, observador límite de los acontecimientos sobre la cancha, poco partícipe del devenir colectivo- personificaba al existencialismo que se hiciera famoso gracias a escritores como Jean-Paul Sartre o a libros como El extranjero , de Albert Camus (no olvidemos la película inolvidable protagonizada por el gran Marcelo Mastroianni). Así mismo con otras posiciones estratégicas. Casi obvia decir que el ejercicio resultó de lo más atractivo para quienes nos llama la a

¡Sós grande! (la última y nos vamos)

He sido injusto con mis amigos argentinos. Arrastrado por el entusiasmo del fútbol, y por lo atractivo del tema, cometí un error elemental en mis dos escritos anteriores sobre la investidura de Diego Armando Maradona como técnico de la selección albiceleste. Un error filosófico que además es imperdonable, por causas que explicaré a continuación. La pifia consiste en asumir que una comunidad, en este caso la argentina, es equivalente a su identidad icónica. La presunción es falsa en todos los casos: por ejemplo, no todos los mexicanos somos bigotones ni andamos por el mundo con la botella de tequila en el sobaco, cantando permanentemente El corrido de Rosita Alvírez (“nomás tres tiros le dio/ nomás, tres tiros le dio-ooooo”). Quizá es una desgracia. En el caso argentino, me di cuenta de la enorme equivocación al consultar el foro de opiniones del diario La Nación sobre el amago de renuncia que Maradona le dedicó a Julio Grondona. En muy apretado resumen, hay diferencias entre el selecc

13 años

El mayor acontecimiento que yo recuerde, relacionado con el año de 1976, fue el desarrollo de los Juegos Olímpicos en la ciudad canadiense de Montreal. Por supuesto, no existía internet, ni se había generalizado la telefonía celular. La transmisión del magno acontecimiento la seguí por Canal 13, con José Ramón Fernández al frente. En México, el gobierno priista lo decidía todo, incluido lo que la ciudadanía debía ver y escuchar tanto en la radio como en la televisión. Cada vez que íbamos a Acapulco a visitar a mi mamagrande, debíamos detenernos en retenes militares que buscaban guerrilleros como los que un par de años antes habían secuestrado a Rubén Figueroa Figueroa, gobernador del estado de Guerrero y a quien se atribuía la frase: “aquí no hay presos políticos. Todos están muertos”. Por otra parte, estaba por comenzar el régimen de José López Portillo. Aún tengo en la mente las imágenes de “la cargada” cuando el entonces secretario de Hacienda fue “destapado” como candidato del PRI

Una pregunta para Obama

México fue quizá el único país del mundo en el que la elección de Barack Obama como el primer presidente afroamericano de Estados Unidos no ocupó el encabezado principal. La razón la conocen bien mis compatriotas: la muerte al mismo tiempo del secretario de Gobernación y del encargado de la lucha contra el narcotráfico, en un avionazo ocurrido en plena ciudad de México. Mientras seguía minuto a minuto el cauce de los comicios estadounidenses, pude percatarme plenamente de la conmoción que causó en tierras mexicanas el deceso de estos importantes funcionarios públicos. Y no es para menos. El gobierno federal, responsablemente, ha descartado la mención directa de la posibilidad de un atentado. En un primer reflejo, la opinión pública nacional coincidió, aunque poco más tarde volvió a un nivel más incisivo. El tema que está en juego, ante un suceso de tales características, es la gobernabilidad del país. Y metidos en tal universo, no cabe sino hacer un ejercicio estratégico en el que no p

¡Sós grande! y II

Sin que nadie me lo pida, voy a ser un poco más específico al describir algunos factores que me causan escepticismo acerca del nombramiento de Diego Armando Maradona como técnico de la selección argentina de fútbol. Hace un par de años, un empresario tan enigmático como acaudalado ideó un proyecto genial. Se haría bajo sus auspicios un reality show de gran envergadura, cuyo objetivo sería encumbrar al mejor talento futbolístico juvenil de todo el mundo. Se establecería para ello una red conformada por las escuelas de fútbol de los equipos más conocidos del planeta, entre ellos el Real Madrid y el Bayern München. Como si esta plataforma de lanzamiento no hubiera sido suficiente, el hombre de negocios –de origen jamaicano, pero radicado en la República Argentina- haría girar su proyecto en torno de un flamante presentador de televisión, que había tenido enorme éxito con una serie de programas que se transmitieron a todo el continente americano. El nombre: Diego Armando Maradona. El empr

¡Sós Grande!

El tema es irresistible. Diego Armando Maradona acaba de ser designado técnico de la selección argentina de fútbol, convirtiéndose así en el tercer hombre más poderoso de su país (el primero es, y por mucho, el ex presidente Néstor Kirchner). Esto ha provocado numerosísimas y variadas reacciones, prácticamente en todo el mundo. En el planeta futbolístico argentino, a años luz de toda proporción, se percibe el nombramiento del “Pelusa” como algo natural. Como si Pelé, por ejemplo, hubiese cometido un pecado de omisión o una cobardía al no sentarse en el banquillo de la verdeamarelha a dirigir a Zico, Sócrates o Dirceu Guimaraes. Al otro lado de la galaxia -en Inglaterra, por ejemplo-, se aprovecha la oportunidad para exudar el odio antimaradoniano que nunca perdonará aquella burla por la famosa “mano de dios” en el mundial de Mexico 86. Más moderada aunque muy moralista, Alemania ve con escepticismo –el Süddeutsche Zeitung habla de una “aventura”- el nombramiento de alguien a quien mira

Ginebra / III

La lista de participantes en el encuentro de Ginebra me provocó una arritmia emocional con la que no había contado. Pensaba yo que el viaje me serviría para sacudirme un poco la rutina y oxigenarme de la saturación cotidiana. El trayecto a tierras suizas, con todo y sus inconvenientes, había cumplido esa función. Pero comencé a ver el listado de los convocados y, repito, todo cambió. Figuraban en ella, entre otros, el director general y el editor en jefe de Radio Nederlands, el director de mercadotenia, estrategia y distribución de Deutsche Welle, el director internacional de Radio Bélgica, el director internacional de Radio y Televisión de Portugal, el jefe del servicio árabe de la BBC, el jefe de nuevos medios de Radio Suecia, la jefa del departamento de Radio y Televisión del Parlamento Europeo, y la contralora de desarrollo de negocios de la BBC. Iba a participar además el director general de Radio Vaticano al que “asuntos papales” le impidieron viajar en el último momento. Como di

Ginebra / II

La habitación 36 del Hotel d’Allaves, en Ginebra, parecía una pequeña cabaña suiza. Las paredes lucían relieves de concreto y roca, materiales que, según pude comprobar, eran auténticos. El cielo raso estaba rematado en gruesos tablones de madera. Pese a todo este ejercicio de observación, tardé varias horas en percatarme de que alguien me observaba precisamente desde las alturas. Era una mujer desnuda, recostada en plena superficie arenosa de lo que, supuse, sería una playa holandesa o italiana. Con la mirada, ella parecía reclamarle el no haber reparado antes en sus encantos, con un gesto aparentemente divertido. El autor le confirió un gesto interesante a la fémina, al dotarla de un libro que acompañaba su desnudez. ¿Cómo y por qué pondría alguien allí una imagen tal? Habiendo conocido ya muchos hoteles europeos, aventuré una única tesis: en otra época, el d’Allaves había servido como templo del placer a donde acudían diplomáticos de nivel medio para… bueno, creo que no necesito exp

Ginebra / I

El viaje no comenzó con los mejores augurios. Todo comenzó en la librería de la estación ferroviaria de Bonn, donde cometí el error de tomar Los discursos de Buda en vez de una novela de Turgueniev. Dieron las nueve y cuarto de la mañana cuando, todavía con el café en la mano, logré meterme en el tren que yacía junto al andén número 3. Es cierto que llevaba mi reproductor MP3. Pero mi almacén de podcasts presentaba límites definidos y, cuando tomé el hermoso libro blanco, la lectura se tornó en tortura. Lo que Buda tenga que decir sigue representando para mí una gran enseñanza. Sólo que sus discursos, estilísticamente hablando, son un suplicio minimalista insoportable. O quizá era la gripe. El caso es que crucé la frontera germano-helvética, y al llegar a Basilea todo me parecía horrible, gris y desgastado. Me encontraba en Suiza, pero todo era distinto de lo que me hubiera imaginado. ¿Dónde está el dinero?, me pregunté con igual insistencia, cada vez que voletaba a mi alrededor. En la

La metamorfósis del poeta

Tuve dos encuentros más o menos cercanos con Alejandro Aura. Los episodios, creo, ilustran de manera clara la transfromación de este personaje recientemente fallecido en Madrid. El primero ocurrió en Coyoacán, como espectador adolescente de la obra Salón Calavera, original del propio Aura. Se trataba de una deliciosa sátira en la que el dramaturgo y poeta desplegaba sus notables facultades en el arte del albur. Me divirtió muchísimo, y quedé convencido de que Alejandro Aura era un excelente actor, aunque por aquel entonces era célebre como dramaturgo. Luego se vovió de dominio público su capacidad como poeta. Con el paso de los años, y como muchos “intelectuales” mexicanos de izquierda (no parece haber otros en México), Aura ingresó a la tribuna VIP del perredismo. Como artista, su obra se había visto eclipsada por la de su entonces esposa, la exitosísima y simpática Carmen Boullosa, que cuenta con un gran cartel en Europa y, a diferencia del fallecido autor, era conocida más allá de l

Crisis filosófica

La pregunta de moda intenta esclarecer si la crisis por la que atraviesan las finanzas internacionales constituye por sí misma el ocaso definitivo del modelo capitalista. Sin pretender arrojar luz definitiva, puede hacerse un humilde intento de reflexionar sobre este tema tan complejo. A mi entender, la primera clave para definir la naturaleza de esta crisis consiste en observar dónde se origina y desarrolla. Y no hace falta mucho para llegar a la conclusión de que los mercados de valores son escenario principal en el desencadenamiento de la ola de quiebras que tienen en vilo a bancos en todo el mundo. En Alemania, por ejemplo, el Hypo Real Estate decidió inmiscuirse en negocios inmobiliarios en Estados Unidos; como consecuencia, se le vino encima una avalancha de compromisos cuya cobertura requeriría, tan sólo en principio, la casi inmensurable suma de 35.000 millones de euros. Es tan sólo un caso. Así, la crisis equivale a un agotamiento extremo del capital especulativo y de su padre

Una pregunta retórica

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Tardamos algunas horas en vencer a la espesa niebla y llegar, por fin, a la localidad de Wörth, en la región de Suabia. En ese sitio, todo gira alrededor de una enorme superficie. Es la mayor fábrica de vehículos industriales del mundo, propiedad de la marca Daimler. Apenas traspasamos el acceso principal, ingresamos en un mundo propio, sujeto a un control preciso y también al amable velo de la cultura corporativa. Por ejemplo, en las cifras. Se nos hace notar muy pronto que la fábrica de casi medio millón de metros cuadrados (2.463.186, para ser exactos) es solamente una parte del casi inmensurable global player que es Daimler a nivel mundial. En 2007 fueron ensamblados ahí más de 100.000 vehículos industriales, lo mismo para empresas recolectoras de basura que para el ejército canadiense. A la presentación siguió otra que me impresionó más, por diversas razones. Un ejecutivo nos mostró en Power Point o algo similar el Centro de Investigación y Desarrollo de la planta de Wörth, en el

México: el horror

La sociedad mexicana se encuentra consternada por un atentado ocurrido precisamente durante los festejos del Día de la Independencia, en la ciudad de Morelia. Por si no lo sabe, o no se ha enterado: bandas que supuestamente pertenecen al crimen organizado lanzaron granadas contra la multitud de civiles que se arremolinaban en la plaza de dicha localidad, matando a inocentes. La señal es clara, dicen los analistas locales: se trata de un desafío al Estado mexicano por parte de las mafias del narcotráfico. Y más aún: es la primera vez que los narcos asesinan intencional y abiertamente, como en la Colombia de los años ochenta. A miles de kilómetros de distancia, no estoy en la mejor posición de opinar de manera pericial sobre lo acontecido. Pero con alarma veo que muchos de los actores políticos mexicanos lucen tanto o más alejados de la realidad nacional que yo. La oposición, e incluso parte de la opinión pública, le exige al gobierno de Felipe Calderón que “haga algo” por poner fin al f

El más poderoso

No me malinterpreten. No soy de quienes se solazan patrocinando cacerías de brujas o buscando chivos expiatorios en la historia. Pero a estas alturas de la vida, tengo memoria. Y ésta, algunas veces, no me falla. Recuerdo, por ejemplo, que Jacobo Zabludovsky fue durante décadas el periodista más poderoso de América Latina. Su labor como conductor del noticiero más importante de la televisión mexicana –repito, durante décadas- no solamente le permitió realizar inolvidables entrevistas como aquella que le hizo a Salvador Dalí, y que el propio Zabludovsky recordó hace unos días en su columna de El Universal. El periodista, además, fue testigo de momentos históricos en la vida de México; presenció desde sus entrañas las reacciones puntuales de un gobierno autoritario –el régimen del PRI mexicano- ante tales acontecimientos. Esto lo convierte en un personaje único que, al mismo tiempo, tiene una responsabilidad ante la sociedad a la que dice servir. No pido un mea culpa por parte de Jacobo.

Postdemocracia / y III

No hay de otra. El politólogo Colin Crouch sostiene que los síntomas de la postdemocracia solamente pueden producirse en países donde impera o ha imperado la democracia formal. Todo lo demás, de acuerdo con el académico de la Universidad de Warwick, es una repetición de la historia, o bien, reflejo de un orden que no alcanza a cabalidad la denomianción de democracia. Crouch hila fino en su argumento, de tal modo que resulta difícil contradecirlo; por ejemplo, cuando dice que las tendencias dinásticas no pertenecen a la postdemocracia sino al espectro contrario: el orden predemocrático . Así, el heredar el poder no es parte de la modernidad tipo West Wing, sino de una tentación casi tan antigua como la de la manzana ante la que sucumbió Adán. Del mismo modo, Crouch despoja al actual gobierno ruso de toda connotación moderna y democrática. Rusia, dice el académico, jamás ha vivido en medio de un orden democrático, de tal modo que no debe sorprender el actual proceder del dúo Medvedev-Put

¿Por qué "el antiblog?

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El título de este espacio exige justificación. De ninguna manera me opongo al género que tanto se ha extendido tras el surgimiento de internet. Reconozco la existencia de la prosa blog y, de hecho, me parece que este modo de escritura ligera existe desde mucho tiempo atrás. Por ejemplo, recuerdo que durante mi infancia me gustaba leer libros de un autor llamado Marco A. Almazán, que ponía a sus obras títulos como "Píldoras anticonceptivas". Tales libros fueron mi primer contacto con la prosa blog: un estilo campechano, bien escrito, muy conciso y de fácil digestión intelectual. No. El hecho de que yo me considere antiblog no tiene que ver con fobias, sino con el reconocimiento de que este espacio está hecho a contracorriente: a pesar de la falta de juventud, de lectores, de tiempo, de margen de maniobra, y de conocimientos técnicos elementales. Es el antiblog, pues como hombre maduro, no soy más que un intruso en este enorme imperio de juventud y de entretenimiento. Soy, como

Un cuento chino

Se acabaron los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Las autoridades chinas han escrito y llevado a cabo un guión casi perfecto. El mundo se ha adaptado a las necesidades y designios de dicha nomeklatura, que ante los ojos del mundo sigue y seguirá violando los derechos humanos, ahora con mayor fuerza y autosuficiencia. Todo se ha valido, con tal de que la economía del país más poblado del planeta siga creciendo a un ritmo superior al 20 por ciento anual. Los ojos del mundo voltearán a otra parte, y en adelante el régimen de Pekín tendrá mucho menos problemas para continuar reprimiendo a la población al interior de las cerradas fronteras dedicha nación. Lo que hemos visto en las pasadas semanas, desde la perspectiva de los derechos humanos, fue una burla monumental que traerá sin duda consecuencias nefastas para todo el mundo. Fue verdaderamente vergonzoso presenciar el espectáculo de mandatarios que en casa se deshacen en proclamas por la libertad, y que en Pekín protagonizaron un silencio

Postdemocracia / II

Para Colin Crouch, la palabra postdemocracia no implica que esta forma de gobierno esté muerta ni clausurada. Él concibe el desarrollo de la democracia como una curva parabólica en la que, paradójicamente, los momentos de mayor plenitud se han producido justo después de conflictos bélicos. Los argumentos de Crouch son complejos. Sus tesis, por momentos, parecen una denuncia macroeconómica más que un alegato politológico. Ahí radica la que, a mi juicio, es la principal crítica al volumen. Crouch detecta, de manera muy exhaustiva, una serie de fenómenos reales y perceptibles que pocas veces he visto entrelazados en un análisis politológico serio. Los argumentos son sólidos, en la medida que están debidamente soportados por una investigación académica en forma. Y no es que el británico carezca de razón cuando sugiere que una serie de factores históricos y económicos, relacionados sobre todo con las formas de producción, desemboquen en el actual escepticismo universal respecto de la democr

Postdemocracia

La democracia está en crisis. Las instituciones no funcionan, o carecen de credibilidad. La clase política no representa a la ciudadanía, sino a intereses de grupo. La prensa refleja el nivel más elemental de la discusión política, y además, es secuestrada por la misma clase política y por poderosas agencias de relaciones públicas. Las elecciones se han agotado como expresión de voluntad colectiva; son, hoy por hoy, un mero trámite de legitimación que sólo sirve para confirmar y profundizar la polarización social. Lo anterior no lo digo yo, ni las numerosas encuestas que identifican claramente el desprecio ciudadano hacia la política y los políticos, aún en democracias funcionales. Lo dice también el politólogo inglés Colin Crouch, quien inauguró hace poco una llamativa línea de pensamiento en la ciencia política. La democracia, sostiene Crouch, siempre ha sido una utopía. Y tiene razón. Desde tiempos de Pericles se habla de gobiernos al servicio de la justicia. Pero en aquella Grecia