¿Por qué "el antiblog?


El título de este espacio exige justificación. De ninguna manera me opongo al género que tanto se ha extendido tras el surgimiento de internet. Reconozco la existencia de la prosa blog y, de hecho, me parece que este modo de escritura ligera existe desde mucho tiempo atrás. Por ejemplo, recuerdo que durante mi infancia me gustaba leer libros de un autor llamado Marco A. Almazán, que ponía a sus obras títulos como "Píldoras anticonceptivas". Tales libros fueron mi primer contacto con la prosa blog: un estilo campechano, bien escrito, muy conciso y de fácil digestión intelectual. No. El hecho de que yo me considere antiblog no tiene que ver con fobias, sino con el reconocimiento de que este espacio está hecho a contracorriente: a pesar de la falta de juventud, de lectores, de tiempo, de margen de maniobra, y de conocimientos técnicos elementales. Es el antiblog, pues como hombre maduro, no soy más que un intruso en este enorme imperio de juventud y de entretenimiento. Soy, como siempre, un diletante. Es un intento absurdo por entender un mundo que se me escapa. Es un acto de resistencia individual, vacío como todos los de su tipo.

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