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Mostrando entradas de mayo, 2009

Roma, bella Roma

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Roma me salvó el viaje....

Confieso que he narrado / III (El circo massimo)

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Hay cosas mucho peores que dejar involuntariamente de comentar partidos de la Bundesliga. Por ejemplo, cubrir la final de la Champions League. La UEFA da a los periodistas un trato digno del IV Reich, ése en el cual ya vivimos sin que nadie quiera reconocerlo. Para empezar, el caos. En la Plaza Cavour no había ningún bus de los prometidos para la prensa. Resulta que la UEFA, en su mundo delirante, supone que todos y cada uno de los periodistas que llegan de los cinco continentes a cubrir el partido europeo más importante del año van a arribar al mismo tiempo. Yo no lo sabía, pero cuando llegué a Cavour, a eso de las seis y media de la tarde, el último vehículo ya había partido. La UEFA nunca comunicó adecuadamente los horarios organizativos a quienes fuimos acreditados. Pero no me rendí. Tomé un taxi, llegué al Estadio Olímpico y me presenté con mi acreditación confirmada a una serie de puertas, mal llamadas de “hospitalidad”. Nadie sabía dónde se encontraba el centro de acreditación.

Confieso que he narrado / II

No me considero un experto en el arte de narrar partidos de fútbol. Pero los más de dos años que realicé tal tarea de modo más o menos constante me dejaron un par de aprendizajes prácticos que quizá podrían salvarle tiempo y algunos dolores de cabeza a algún comentarista en ciernes. Muchos de estos tips no son de mi autoría, sino que me fueron transmitidos de manera amable y colegial por mis antiguos colegas, en cuyo agradecimiento es que socializo el conocimiento adquirido. Lo primero que recomendaría a los posibles interesados en la crónica deportiva es la que considero condición esencial para narrar de modo adecuado un encuentro de balompié o, para el caso, de cualquier otro deporte: llegar fresco y bien descansado. De nada sirve prepararse minuciosamente si, debido a la falta de fuerzas o de agilidad mental, estamos imposibilitaados para transmnitir el conocimiento adquirido. Cuando uno ha dormido bien, las ideas surgen de modo más espontáneo y briillante, el vocabulario se amplía,

Confieso que he narrado…

Sin exagerar, fueron cientos las veces que me imaginé escribiendo un artículo con este título. Lo que no preveía, o nunca quise imaginar, era que lo haría a manera de despedida. Pero así están las cosas y no hay nada que hacer. El caso es que hace poco más de dos años comencé una fugaz e intensa carrera como comentarista deportivo, misma que acaba precisamente este sábado con los comentarios del encuentro entre Bayern München y el VfB Stuttgart. No me puedo quejar. En esta campaña me tocaron algunos de los encuentros más relevantes: el Bayern-Hoffenheim de la primera vuelta, y ya en la segunda, el Hertha-Bayern y el Wolfsburgo-Bayern. Además, el épico empate a 3 entre Borussia Dortmund y Schalke 04 en la primera edición del “clásico de clásicos” del balompié germano de esta campaña. Narré el gol del año, obra de Grafite en el partido entre los “lobos verdes” y Bayern. También, debido a circunstancias imprevistas, comenté de modo casi improvisado un partido de la segunda divisón entre K

México, la corrupción sin fin / III

Poco es lo que puede agregarse desde tan lejos a la gritería política que se desató en México tras la epidemia de gripe A (H1N1). A la aparición del libro del empresario Carlos Ahumada Kurtz le siguieron la estridente entrevista de Carmen Aristegui a Miguel De la Madrid, y la ulterior réplica –menos informativa aún- de Carlos Salinas de Gortari. ¿O es que acaso a alguien le hacía falta la confirmación de que el salinismo fue un régimen autocrático que llevó a cabo reformas históricas para alimentar su propia corrupción? Al mismo tiempo, resalta el autodestape del ex salinista Marcelo Ebrard como candidato a la presidencia de la República Mexicana, a tres años (¡¡¡tres!!!) de que se realicen las elecciones correspondientes. Me parece que en México nadie se da por engañado: estamos ya en la precampaña electoral hacia el 2012 (las elecciones legislativas de este año parecen ser un mero pretexto), y los ánimos están desatados ante la falta de mecanismos institucionales o metainstitucionale

México: la corrupción sin fin / II

Una vez superada la fase más intensa de la crisis por la epidemia de influenza A(H1N1), el tema político del momento en México vuelve a ser el mismo que hace exactamente un sexenio: los famosos videoescándalos desatados por el empresario Carlos Ahumada Kurtz. Como dije ayer, los protagonistas han comenzado a ventilar sus propias versiones de los hechos en algo que, esperemos, se convierta en una discusión pública civilizada y transparente. El balance definitivo de aquellos acontecimientos, si es que llega, podría tardar algunos años más. Por lo pronto, es claro que la aparición del libro precisamente en este momento político (cuando se tiene en la mira las próximas elecciones legislativas y a unos meses de que se agote la primera mitad de la actual ppresidencia calderonista) guarda fines específicos. Eso sería lo más patético del caso: que Carlos Ahumada, inmerso en una inagotable descomposición de su imagen pública, sigue siendo instrumento de intereses políticos muy oscuros. De la ma

México: la corrupción sin fin

Hace una semana terminé el libro Gomorra , de Roberto Saviano, y hoy acabo de leer extractos de Derecho de réplica , escrito por Carlos Ahumada Kurtz. Ambas obras me dejaron una sensación idéntica de indefensión como ciudadano ante atropellos cometidos al amparo del poder económico y político. Curiosamente, la obra de Ahumada no cambia esencialmente ninguna conclusión a la que ya haya llegado el mexicano común. Se sabía ampliamente que Carlos Salinas de Gortari estuvo detrás del episodio de los videoescándalos, que utilizó para tales propósitos a Diego Fernández de Cevallos (en aquel entonces prominente Senador de la República), que el complot contó con la anuencia de la empresa Televisa y de muy altos funcionarios como el presidente de la República (Vicente Fox), el secretario de gobernación (Santiago Creel Miranda) y el procurador general de la República (Rafael Macedo de la Concha), a fin de acabar políticamente al entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, el izquierdista Andr