Hoffenheim: la ola que nunca volvió

Mal anda una liga de fútbol, o un sistema político, o el rumbo de la economía, cuando dependen de la suerte o el capricho de un solo hombre. Pero no se me asusten. No voy a insistir en temas truculentos como la corrupción y el subdesarrollo, sino en algo que en apariencia, y sólo allí, es mucho más elemental: el fútbol. Más concretamente, me referiré a la Bundesliga y a la horrorosa lesión que sufrió en el ligamento cruzado de la rodilla derecha el actual líder de goleo, Vedad Ibisevic, del 1899 Hoffenheim. No es que el bosnio decidiera todo cuanto sucede en el fútbol alemán de primera división, como sí lo hizo en la Oberliga de la desaparecida República Democrática Alemana el siniestro Erich Mielke, jefe de la temida Stasi. Pero la ausencia del delantero de Hoffenheim durante la segunda parte del torneo 2008-2009, por sí misma, hace renacer atávicos temores en cuanto a lo que puede suceder en el campeonato. Me explico. Ibisevic representaba, por sí solo, casi cuarenta por ciento de la efectividad goleadora del campeón de invierno. Eso, si no tomamos en cuenta los siete pases de gol que prodigó en la primera ronda. Es decir, sin el bosnio es previsible una baja considerable en la efectividad y espectacularidad del Hoffenheim. Sin ambos factores, obviamente se perdería competitividad. Las primeras opiniones en los medios especializados parecen ir en el mismo sentido: los aficionados argumentan, en los foros de opinión, que Hoffenheim se desinflará. Prevén que se acabe el encanto de un equipo que le puso a la Bundesliga un sabor que no se veía desde hace años. Es verdad que en la campaña 2006-2007 el final fue cardíaco, y que Stuttgart le arrebató la corona al Schalke apenas por un palmo. Pero hacía mucho que no se veía a un equipo ascender de la segunda división para directamente interpelar al patriarca y campeón, el Bayern München. Parte de la afición germana piensa que éste será el gran ganador con la lesión sufrida por Ibisevic. Yo, por supuesto, no podría aventurar tesis absolutas sobre lo que sucederá. Pero sé que en el planeta Tierra, y quizá algo más allá, no existe ser más pragmático y calculador que el auténtico aficionado al fútbol. Así que sin remedio me rindo a la convergencia con tales opiniones. Considero que, con la baja de Ibisevic, Hoffenheim no será campeón. Los jóvenes entrenados por Ralf Rangnick han demostrado en la primera ronda, y sobre todo en el juego contra el Bayern, que aún están muy verdes para aguantar la presión que se les ha venido encima y que ahora será infinitamente mayor. Sin su goleador, creo, se acabarán de desinflar. Y me temo que, sin la competencia del equipo sensación de la primera ronda, la dramaturgia del torneo caerá en el mismo argumento del año pasado: supremacía distante del Bayern y, muy probablemente, un doble campeonato que a pocos emocionará. Es cierto que actualmente cuadros como el Hertha Berlín o el Hamburgo, o incluso Leverkusen, están cerca de los líderes generales. Pero los tres han acusado la falencia fundamental del circuito germano en los últimos años: la falta de consistencia. Las cosas, desgraciadamente, no paran ahí. Si las predicciones más obvias se cumplen, y Bayern gana la corona, el que más saldrá perdiendo será el fútbol alemán en su conjunto. Tal y como están las cosas, la Bundesliga es poca noticia en el mundo del balompié. Estudios sobre el valor mediático de las ligas europeas, realizados en la Universidad de Navarra, así lo demuestran. Mal que bien, Hoffenheim comenzaba a crear expectación internacional. Ausente él, lo único que podría mantener o incrementar el interés mundial en la liga alemana sería el trunfo del Bayern München en la Champions League, cosa que está por verse. Por supuesto, el factor Ibisevic no será el único en la constelación, ni el goleador era garantía absoluta de una corona. Pero no hablamos de eso, sino de la emoción que da ver a un grupo de muchachitos queriendo –y por momentos, logrando- sacar al balompié alemán de un aparente letargo. Hoffenheim representaba la Era de Acuario del balompié teutón. El momento irrepetible del que, en otro ámbito, nos habló Hunter S. Thompson. “La cresta de una ola que se retiró, y que jamás volverá”. Se necesitarán muchas sorpresas para cambiar el rumbo de los acontecimientos ocurridos en el santuario español de La Manga, el purgatorio donde la rodilla de Ibisevic decidió darse por vencida. Si los monumentales imponderables se producen, la Bundesliga vivirá un torneo que quedará en la memoria por muchas décadas.

Comentarios

Fernando Salceda ha dicho que…
Enrique:

Hacés un buen análisis de esta pésima noticia. Efectivamente, Ibisevic es una pieza clave del equipo de Rangnick y su salida nos lleva a pensar a priori que se trata de un golpe letal a las aspiraciones de Hoffenheim.
Sin embargo, aun no habiendo visto muchos partidos de este equipo, creo que hay algunas cosas para mencionar: por lo que vi, y en general, Ibisevic fue un jugador eminentemente definidor, más allá de las asistencias que detallás. Con esto quiero decir que si el conjunto logra seguir funcionando en las demás líneas, existe la posibilidad que los buenos momentos de Ba y Obasi se hagan cargo de transformar en goles las chances que generen los azules.
Por otro lado, también será una buena prueba para la cohesión y el temple de este equipo en condición de conjunto. Será interesante ver qué pasa con Hoffenheim en la reanudación de la liga.
Ojalá pueda seguir dando pelea como la dio hasta ahora.

Un gran abrazo.

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