Bayern Múnich y los saldos de una larga hegemonía



Exactamente 4.027 días duró el largo reinado del Bayern Múnich en la Bundesliga. Once largos torneos en los que el club bávaro campeó a sus anchas, quizá con la excepción del torneo 22022/2023, cuando el Borussia Dortmund demostró su poca madera competitiva y prácticamente le entregó el título a un Bayern que ya estaba en la lona.

La larga etapa terminó el 14 de abril de 2024 a eso de las 19:20 horas, tiempo alemán, con el 5-0 con el que Bayer Leverkusen amarró el primer título en su historia, y destronó al "campeón eterno" de Baviera. Y aunque la charola de campeón cambiará de manos formalmente hasta el fin de la jornada 34, está claro que la corona ya no le pertenece a un solo club en Alemania.

No obstante, una hegemonía como la del Bayern Múnich deja aún saldos y herencias difíciles de borrar. El primero de ellos es la imagen de la Bundesliga como un circuito poco competitivo. Algunos verán el actual torneo como prueba de lo contrario. Pero lo cierto es que la Bundesliga, pese al fenómeno de la "Xabineta", se tornó y sigue siendo una liga sumamente desigual, en la que incluso el subcampeón Bayern Múnich aplasta a muchos rivales indignos de una primera división, como lo fueron el Mainz y el Darmstadt en sus partidos contra la locomotora de Baviera.

Acaso el saldo más preocupante del los 4.027 días es el de una cultura poco deportiva. Recuerdo claramente la imagen de un chiquilllo llorando desconsolado en la tribuna del Allianz Arena al ver perder a su club. Paradójicamente, era el momento del mayor dominio del Bayern y el chaval, a su tierna edad, registraba acaso por primera vez un revés de su equipo, que por otra parte ganaba a placer el resto de sus partidos.

Parte de la afición del Bayern cultivó en todos estos años una relación trastornada con el fútbol como competencia deportiva. Para ellos, que repito, no son todos, el espectáculo consiste en ver salvajes goleadas como la del Bayern al Mainz. Un circo malabaresco que en nada enaltece la competencia deportiva, y sobre todo, que crea sensaciones relampagueantes a las cuales han seguido fuertes golpes de realidad en la Champions League.

Lo acontecido en el estadio de Múnich, cuando hinchas del Bayern abandonaron en masa la tribuna del Allianz Arena antes de que terminara el partido contra el Borussia Dortmundd, es una muestra de esta cultura deportiva intolerante y trastornada, que no admite un elemento indispensabble en el desarrollo deportivo como lo es la derrota. Lo sucedido ese día es una vergüenza para la propia afición del Bayern, pero es resultado de esa misma hegemonía.

Jóvenes hinchas, e incluso algunos influencers del fútbol, se mostraron perplejos el 14 de abril pues para ellos era la primera vez que amanecerían sin que el Bayern fuera campeón.

La hinchada más inteligente reconoce, sin embargo, que el enroque en el trono de la Bundesliga es bueno para la liga, e incluso para el propio Bayern Múnich. El campeonato del Bayer Leverkusen, ganado a pulso por Xabi Alonsoo y los suyos, con jugadores sensacionales como Florian Wirtz, y con una directiva impecable encabezada por Fernando Carro, abre oportunidades maravillosas para que el fútbol alemán recupere ante el mundo una imagen competitiva.

Yo voy más allá. Seguramente, en algún momento el Bayern tendrá un rostro distinto al de hoy, y volverá a ser campeón. Además de inevitable, algo así sería es correcto y natural. Pero un reinado tan largo como el que empezó el 6 de abril de 2013 y terminó el domingo 14 de abril de 2024 a las 19:20 horas no debería repetirse JAMÁS en la Bundesliga. Ni para el Bayern Múnich, ni para cualquier otro club. En una liga sin competencia deportiva real, nadie en realidad puede llamarse campeón.

-Enrique A. López Magallón


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