Por qué el Borussia Dortmund sí merece estar en la final de Champions y el Bayern Múnich no


Siendo la Champions League un torneo híbrido, entre los formatos de knock-out absoluto de la Pokal alemana y el formato sin liguilla de la Bundesliga, es natural que en la fase más intensa se hable de jugadas concretas. Y cuando se habla de jugadas concretas, la polémica suele dominar, como en el caso del silbatazo prematuro en el partido de vuelta entre el Real Madrid y el Bayern Múnich.

Al calor de estos debates, habrá que resaltar que la Champions es, pese a todo, un torneo en el que a veces es necesario ver el panorama completo y no solo la hoja del bosque. Por ejemplo, para responder la pregunta que da nombre a este artículo.

Bayern Múnich y un grupo a modo

Al Bayern Múnich le tocó este año un grupo bastante a modo, enfrentando a rivales tan poderosos (irony off) como el FC Kopenhagen de Dinamarca, el Galatasaray de Turquía y el Manchester United de la Premier League.

Al Borussia Dortmund no es que le haya tocado un grupo regalado. El F lo llevó a chocar con el Paris-Saint Germain, en teoría un nivel más alto, mientras que el resto de los contrincantes, AC Milán y Newcastle, hacían pronosticar una pelea pareja.

Frente al rival en teoría más duro, el Manchester United, el Bayern invirtió gran esfuerzo para ganar 4-3 en el Allianz Arena, y 1-0 en Old Trafford. Estamos hablando de un club británico que hoy por hoy vive de sus viejas glorias. Por lo demás los bávaros lucharon bastante para vencer al Kopenhagen en Dinamarca, mientras que en Múnich apenas empató a 0.

El rival más a modo resultó ser el Galatasaray, al cual el Bayern también venció en dos ocasiones.

Mientras tanto, el Borussia Dortmund, que llegaba herido a la Champions por haber dejado ir el título anterior de Bundesliga, comenzó perdiendo 2-0 contra el PSG en París y empatando en la vuelta a un gol en Dortmund.

Al igual que el Bayern, el Borussia Dortmund acabó la fase de grupos como líder y único invicto en su grupo.

Octavos, cuartos y semifinales

En octavos de final, el Bayern despedazó 1-0 y 3-0 a la Lazio de Roma. En cuartos comenzó a sufrir en serio sacándole un empate al Arsenal en Londres y ganando como era previsible en Múnich, aunque por la mínima ventaja. Ya a esas alturas, el club bávaro demostró que estaba llegando a sus límites, tanto en Champions como en Bundesliga.

En la semifinal contra el Real Madrid, el Bayern no pudo imponerse en casa y en la vuelta -más allá de la jugada polémica- tampoco logró ser claramente superior al Real Madrid, que acabó echándolo del torneo. En resumen, el Bayern tuvo solo un momento de claridad convincente en todo el torneo de Champions.

Los escollos del Dortmund fueron más tempranos y complicados. En octavos tuvo que chocar contra


el sólido PSV Eindhoven, empatando en Países Bajos 1-1 y ganando 2-0 en Alemania. Después, mientras al Bayern el sorteo le dio a la Lazio, al Dortmund le salió la bolita del Atlético de Madrid. Superó la dura prueba perdiendo el España pero ganando 4-2 en Dortmund y ya mostrando un espíritu irreconocible. La semifinal no fue menos complicada, y finalmente el Dortmund se vengó de la derrota inicial contra el PSG, al cual venció notablemente, tanto en la ida como en la vuelta.

La consistencia hizo la diferencia

En resumen, el Bayern solo tuvo un momento convincente en todo el torneo: sus victorias contra Lazio. Contra Real Madrid vivió ciertamente una alza de desempeño, que no le bastó ni para pasar a la final, ni para justificar si lo hubiese logrado.

En cambio, el Borussia Dortmund tuvo una buena fase de grupos -al igual que el Bayern-, pero a diferencia de este se fue enfrentando a rivales de cada vez mayor calado, a los cuales fue superando y cobrando cada vez mayor jerarquía. Le falta el último, el Real Madrid, al cual se enfrentará con toda justicia, y siendo el club alemán un justo e indiscutible finalista.

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