Bundesliga y recuerdos aztecas
La Bundesliga de hoy me recuerda en más de un sentido a la liga mexicana de fútbol de los años setenta y ochenta. No es que el nivel futbolístico de alemanes y aztecas haya sido comparable en algún momento de la historia. Basta recordar la dolorosa goleada que le propinaron los teutones a la selección mexicana, el 6 de junio de 1978, en el Mundial de Argentina. 6 a 0 fue el marcador en Córdoba, en una de las peores exhibiciones que haya protagonizado el equipo nacional en toda su historia. La supremacía alemana sobre México es histórica en el fútbol, y de eso no quedan dudas. Pero toda proporción guardada, la liga mexicana de antaño, como la Bundesliga de hoy, tenía un marcado caracter internacional. Además, estaba plagada de seleccionados, sobre todo de naciones sudamericanas. América compraba muchos jugadores chilenos. Dos eran parte del equipo nacional: Carlos Reynoso, mediocampista de clase excepcional, y Osvaldo Castro “Pata Bendita”. Éste ultimo tenía en el pie izquierdo un cañón letal que hacía cimbrar toda la portería cada vez que anotaba un gol. En el Atlético Español militaba un extremo derecho inolvidable: Juan José “La Cobra” Muñante. Tenía una elegancia en el desborde que me inspiró alguna vez a jugar en esa posición. Poco más tarde llegó otro delantero, Jerónimo „Patrulla“ Barbadillo, de la misma nacionalidad. Jugó principalmente en Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León –el mismo equipo en el que militó Ailton- y luego dio un salto increíble a la Liga Italiana, donde más o menos llegó a brillar con el Avellino. Otro peruano genial en México fue el zurdísimo Juan Carlos Oblitas, que en la cumbre de su carrera fue a dar a los Tiburones Rojos del Veracruz. ¿Y qué decir de los argentinos? No había muchos seleccionados, pero eso no significa que carecieran de calidad. Todo lo contrario. Ahí está el recuerdo de Miguel Marín, arquero a veces estrafalario –anotó el único autogol con la mano de que yo tenga recuerdo- pero con grandes cualidades sobre todo en sus vuelos para atajar y en sus larguísimos saques. Me parece recordar que Marín fue el portero suplente de la albiceleste en el mencionado Mundial de 78, pero es un dato a verificar. En el mismo equipo de Marín, Cruz Azul, jugaba un finísimo volante zurdo de nombre Alberto Gómez. ¡Cuántas veces no los vi correr rodeados por el inmenso y semivacío graderío del Estadio Azteca -100.000 butacas-, los sábados justo a las cinco de la tarde! En la defensa del León estaba Rafael Albrecht, argentino que seguramente era de ascendencia alemana. Y Davino, cuyo hijo llegó a formar parte del Tri. Ya en los ochenta llegó al América Daniel Alberto Brailovsky, que salió huyendo de México tras el terremoto de 1985 y hoy es connotado comentarista de ESPN. ¿Brasileños? Alcindo Martha da Freitas, que anotó el primer gol en el Estadio Azteca. En los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara jugaban Nené, Eusebio y Jair, que marcaron una época. Con Pumas de la UNAM hacían de las suyas el goleador Cabinho y el volante Spencer. Y también había uruguayos: Roberto Matosas y Héctor Hugo Eugui en Toluca; Francisco Bertocci y Rubén Romeo Corbo en Monterrey. Grandes ídolos todos que a su vez (con excepción de los argentinos) eran luminarias en sus países. Podría mencionar muchos más. Durante la pasada Copa América, la Bundesliga fue una de las grandes proveedoras de seleccionados. De América Latina están hoy Ricardo Osorio de México, Nelson Valdez de Paraguay, Jefferson “La foquita” Farfán y Paolo Guerrero del Perú, Martín Demichelis y José Ernesto Sosa de Argentina, Faryd Mondragón de Colombia, Naldo y Diego de Brasil, y otros más. Todos aportan un colorido muy especial al circuito alemán. Sin embargo, como en el caso de la liga mexicana, no bastan para alzar definitivamente el nivel de la Bundesliga. Y lo que es peor: muchas de estas estrellas podrían emigrar al final de esta temporada. Económicamente hablando, el balompié teutón no es capaz de retener a los jugadores que más posibilidades tienen de brillar. Los futbolistas con más talento sueñan con emigrar a España, Inglaterra, o de perdida, a Italia. Es una liga de transición, en la que se puede jugar muy buen fútbol. Y que también deja grandes recuerdos, como el de todos aquellos maravillosos futbolistas que alguna vez pisaron tierras mexicanas y enriquecieron mis días de juventud.
Comentarios
Los tres arqueros del plantel argentino de 1978 fueron Ubaldo Fillol, Héctor Baley y Ricardo Lavolpe. Quizás por este último se haya producido la confusión.
Un gran abrazo.