Bayern München y el síndrome bipolar agudo

Los principales medios de comunicación dedicados al fútbol en Alemania hablan de una crisis por las derrotas que ha sufrido el Bayern München frente a Berlín y Colonia, por idéntico marcador de dos a uno, en semanas consecutivas. Esos mismos medios cantarán himnos incontenibles apenas se produzca la próxima victoria del equipo bávaro, suceda ésta cuando suceda. Lo he visto una y otra vez: los medios alemanes, sobre todo en lo que se refiere al Bayern, acusan un síndrome bipolar agudo. Si el actual campeón pierde, un aura sombría remoja la prosa del Kicker, el Sport Bild y otros medios. Pero si al Bayern se le ocurre salir de buenas y corresponder a la clase de sus jugadores, como en el no muy lejano encuentro en el que goleó 5 a 1 al Stuttgart, no hay poder humano capaz de contener los pronósticos inmediatos sobre nuevas glorias de este emblemático cuadro alemán. La volubilidad anímica de los medios alemanes tiene algunas explicaciones. La más sólida me recuerda una lección instantánea que me impartió un viejo luchador de la izquierda mexicana en plena redacción de El Financiero, cuando se alzó en medio de una nutrida población de tortas cubanas, tacos de suadero, refrescos de naranja y alguna que otra anforita, para sentenciar: “Los medios sirven para consolidar el sistema”. Aquel entrañable escribano es hoy un opinólogo próspero y altamente cotizado en el star system del periodismo mexicano. Por eso, su frase me parece doblemente válida. Y procedo a demostrarlo. Hace semanas, el Sport Bild publicó una entrevista en la que Philip Lahm decía, palabras más o menos: “no creo que el Bayern gane la Champions League”. Para cualquier periodista, ése sería el encabezado principal. Pero los redactores del semanario prefirieron otro: “Lahm: Uli Höneß debe quedarse”. Ese mismo medio “denunció”, en semanas en que era plena la rivalidad entre el Bayern y entre el Hoffenheim, supuestos planes de espionaje a manos del equipo que dirige Ralph Rangnick. Luego del encuentro de la primera ronda entre Bayern y Hoffenheim, el comentarista Franz Beckenbauer –que al mismo tiempo es presidente del equipo bávaro- exigía que la Comisión Disciplinaria suspendiera a jugadores de Hoffenheim que a su juicio habían pegado demasiado a sus rivales bávaros a lo largo del partido. El Bayern München, su gerente Uli Höneß y su presidente Beckenbauer representan el statu quo del balompié germano. Si por alguna causa el equipo descendiera a la segunda división, ello tendría un impacto fundamental en todos los ámbitos del fútbol alemán. Muchos quizá lo verían como una auténtica tragedia. Bayern es el equipo que más campeonatos ha conquistado en toda la historia del fútbol alemán, y fue durante muchos años la base del seleccionado (por ejemplo, en Alemania 1974, cuando los alemanes ganaron el título). Los medios tampoco pierden de vista que el Bayern es el equipo que más aficionados tiene en Alemania, así como el conjunto alemán más conocido, respetado y seguido en el extranjero. Para buena parte del mundo, la Bundesliga es “el Bayern más los demás”. Dentro del equipo, Uli Höneß es quien representa la institucionalidad. Su inminente salida de la gerencia muniquesa es tratada con suma delicadeza por los medios que, una vez más, cuidan el statu quo al máximo. En consecuencia, los medios, en una especie de misión patriótica, acusan cierta parcialidad cuando hablan del Bayern. ¿Podría ser de otro modo? Dicho lo anterior, también debe reconocerse que la bipolaridad que despierta el Bayern es alimentada incluso por sus más acérrimos enemigos. El Bayern es dentro de Alemania “el equipo que muchos aman odiar”. Así que cualquier derrota de los muniqueses también es vista por los antagonistas del Bayern como síntoma de debacles definitivas, la confirmación de todas las teorías según las cuales el conjunto de Múnich vale sólo por los millones que posee. Digo todo lo anterior porque como en la primera ronda, repito, se habla de una “crisis” en el Bayern München y se especula sobre el futuro de Jürgen Klinsmann. Pero si tal tendencia existe o no, es cosa que definitivamente no veremos confirmada en los medios sino forjada en la cancha. Los bávaros juegan dos rondas contra el Sporting de Lisboa en la Champions League y además, tienen enfrente las sufridas jornadas de la Bundesliga. Serán semanas definitorias. Los resultados hablarán. Como dijo Karl-Heinz Rummennige: “Lo que cuenta es la factura del verano”.

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